domingo, 14 de febrero de 2010

LA CEGUERA DE JORGE LUIS

En una conferencia de 1975, Borges afirma que la ceguera es un don del destino, y que, por otra parte, no es un modo de vida enteramente desdichado, ya que “el bien del cielo puede estar en la sombra”.

El destino es el encadenamiento de sucesos considerados como ineludibles. Borges presenta la ceguera como algo que le tocó en reparto. En el “Poema de los dones” dice que “Algo que no se nombra / con la palabra azar, rige estas cosas” (PD, vv. 25-26)

El poeta hace explícita su aceptación intelectual del designio de Dios o del destino porque estos tienen una razón de ser. Usualmente, la palabra don6 tiene una connotación positiva, que contrasta con nuestra idea negativa de la ceguera. Borges sostiene, tanto en el “Poema de los dones”

como en su conferencia ya mencionada, una actitud de aceptación y mesura frente a la ceguera. No quiere que la veamos como una desdicha sino como un regalo de Dios. Pero, ciertamente, aún en este poema, el primero con respecto a este tema, se evidencia el profundo dolor del poeta frente a sus limitaciones y a la pérdida de “este querido/ mundo” (PD, vv. 37-38) que se esfuma para él.

Esta postulación de la ceguera como destino trae aparejado el interrogante acerca de las causas. Ya desde el “Poema de los dones” aparece la palabra anatema (PD, v.36), maldición. Alguien está maldito por algo que ha hecho con lo cual ha ofendido a un ser superior. Una maldición conlleva un castigo. Ese don sería su castigo y a la vez su posibilidad de expiación al trasmutar, por medio de la creación verbal, sus pobres circunstancias individuales en obras eternas por la belleza.

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